Ideas y Materiales

La evolución humana es evolución cultural, y no física o biológica, desde que el «homo sapiens» apareció en la tierra hace casi 200.000 años[1], culminando la evolución biológica de los homínidos. Se tiende a creer que la cultura es solamente cosa de ideas, mas que de materia, por lo que se podría reducir la evolución cultural humana a la aparición y extensión de nuevas ideas, pero quiero partir una lanza a favor de los materiales que son los que hacen posible que las ideas cobren cuerpo y tengan realmente utilidad e influencia en el desarrollo de la humanidad.

Si fuesen solamente las ideas las que marcan el progreso humano, las eras de nuestra civilización se denominarían según la idea que la inspira. Tendríamos así la era de la magia, de la monarquía, de la religión monoteísta, de la democracia, de la filosofía, de la república, de la división del trabajo, de la conciliación familiar, etc…

Sin embargo nuestra historia se ha dividido en razón a los materiales más utilizados en cada época: la era o edad de piedra, de bronce, de hierro, del plástico, del silicio,… ¿Cómo se entiende esto?. La única forma de utilizar una idea es tomando forma en la materia. Para Aristóteles la idea, que perteneciente al reino de la Metafísica, era la forma que modelaba y se multiplicaba en la materia, que constituía el reino de la Física, o de la Naturaleza[2].

Así, la evolución de la sociedad, desde la horda primitiva hasta la sociedad de naciones y la conquista del espacio, no sin altibajos desde luego, se debe a la capacidad de multiplicar las ideas en la materia o materiales, cada vez más avanzados y con características más adecuadas a sus nuevas funciones, es decir mas «performantes». Desde el cazador que construyó un arco (¿encarnación de la idea de arco previa?) y consiguió aumentar la dieta de proteínas de su grupo, pasando por los constructores de acueductos que (previamente ideados) suministraban de agua grandes ciudades como Roma, hemos llegado hasta la construcción de robots que construyen coches y otros aparatos que nos hacen fácil, rápido y cómodo el transporte, la cocina, la calefacción, etc., los avances se producen solamente gracias a personas que cubren la distancia de la idea al hecho, moldando los materiales necesarios. Esta tarea de encarnar ideas en materiales está hoy en manos de los científicos experimentales e ingenieros que diseñan y construyen nuevos instrumentos y dispositivos para mejorar nuestra vida y hacer evolucionar culturalmente la especie humana. Estas personas han tenido en general un alto papel en las antiguas sociedades organizadas, a la altura de los propios gobernantes. Son una especie de sacerdotes o «pontífices». Hoy en día los pontífices son personas con la más alta dignidad en una religión, pero en la antigüedad fueron los constructores de puentes[3]. La categoría y el estatus de los científicos actuales está muy por debajo de la de los antiguos pontífices pero su número ha crecido extraordinariamente, como han crecido los avances en calidad de vida hasta alcanzar la moderna sociedad del bienestar, y más allá.

Tengamos un momento de reflexión para tratar de adivinar ese más allá: el futuro de los materiales y sus aplicaciones. ¿Hacia dónde iremos a partir de ahora? ¿Que materiales nos llevarán ahí?

Confieso que lo que voy a decir ahora es una visión tomada directamente de un investigador en materiales magnéticos que lo expuso en un congreso reciente sobre imanes permanentes[4]. ¿Se ve por dónde voy? Sí, vamos a los imanes. Los imanes son conocidos por la humanidad desde hace 25 siglos, pero solamente en épocas recientes han alcanzado una importancia decisiva en el desarrollo humano. Hoy en día los imanes permanentes son esenciales en dos áreas con un gran impacto en el futuro. La generación de energía eólica y el coche eléctrico. Por ejemplo, la cantidad de imanes en los coches eléctricos e híbridos en 2015 alcanzó las 8.000 toneladas. Una turbina eólica usa unos 600 kg de imanes por Megavatio de potencia nominal. Estas dos aplicaciones mueven hoy en día una importante cantidad de imanes con Tierras Raras y van a ser cada vez mas importantes en el futuro. El mercado global de imanes permanentes alcanzó 15.1 billones de dólares en 2013 y se espera que alcance los 22.9 billones en 2018 con un aumento anual del 8.7%[5]. Las dos aplicaciones necesitan imanes permanentes de gran calidad, capaces de concentrar la mayor energía en el menor volumen y peso, pues los coches eléctricos y los generadores eólicos no podrían ser sostenibles de otro modo.

Centrándonos en un tema mucho mas cercano a la naturaleza humana, los robots van a sustituir unos 7 millones de puestos de trabajo para 2020[6] y ese número seguirá creciendo. Los robots tiene muchos motores eléctricos y en estos motores hay muchos imanes permanentes de alta calidad que aseguran el funcionamiento seguro y eficiente de los mismos. Por ahora los robots solamente sustituyen humanos en puestos de trabajo poco cualificados, pero llegará un momento en que nos sustituyan en todo o casi todo. Incluso podrían sustituirnos por completo en la tierra, serían la última forma de la evolución humana. Por el momento los avances en electrónica (la era del silicio) parecen asegurar una capacidad de los ordenadores similar al del cerebro humano hacia 2030-2050, pero faltan los brazos y piernas. ¿Permitirá el desarrollo de los robots completar el «homo cibers» para esas fechas? No sin imanes permanentes. Se acerca la era de los imanes permanentes. Esos son los materiales del futuro. Las ideas son ya del pasado. Si no lo creéis así podéis volver a ver Terminator.


[1] Homo sapiens, Wikipedia [https://es.wikipedia.org/wiki/Homo_sapiens]

[2] en griego φύσις, physis, significa «naturaleza»

[3] de pons, «puente» y  facere, «hacer» en latín

[4] Dr. M. Sagawa, de Intermetallics Co. Ltd. en el «Rare Earth and future Permanent Magnets conference» (REPM 2016) Darmastadt, 28 de Agosto – 1 de Septiembre

[5] http://www.bccresearch.com/market-research/advanced-materials/permanent-magnets-tech-markets-report-avm029c.html; (Permanent Magnets: Technologies and Global Markets, BCC Research 2016) 

[6] ww3.weforum.org/docs/WEF_Future_of_Jobs.pdf (informe del Foro Económico Mundial)

Publicado por Manu Barandiaran

Profesor emérito de la Universidad de País Vasco

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